Todo comenzó en la estancia de Desviaciones Vertebrales. Esa maldita estancia, pensarán algunos (entre los cuales me incluyo)... Pues bien. Me hallaba yo dando los cursos de capacitación dorsolumbar ¿Que qué? ¿Que no sabes lo que es eso? Anda... te pongo un par de fotitos que te ilustren
¿Ya? Sí. Eso es lo que he hecho durante 2 semanas, día sí día también. Lo mismo a todos los pacientes, tuvieran lo que tuviesen. ¿Tiene usted una hernia? Palante con esto. ¿Tiene usted escoliosis? Palante con esto. ¿Tiene usted problemas de lumbalgia crónica inespecífica/específica/lo que sea? Palante con esto, por supuesto.
Pues bien, siguiendo con mi anécdota. Un día, después de una de estas maravillosas clases, vino una señora de unos 50-55 años a preguntarle a la fisioterapeuta algunas cuestiones y a contarle su historia. La fisioterapeuta le respondió que fuera lo que fuese, poco se podía hacer porque TODOS allí hacían lo mismo, el programita protocolizado, que era lo mejor del mundo.
Observé, mientras se marchaba, que cojeaba de la pierna al lanzarla hacia delante para realizar la marcha. Y pensé: bueno, será una hernia lumbar desfasada.
Sin embargo al día siguiente no fue a buscar a la fisioterapeuta, sino que vino a buscarme a mí, y me preguntó si podía ayudarle, dado que la profesional no parecía muy dispuesta a salirse del guión. Le dije que sí. Y me contó su historia:
Tengo dolor lumbar y en la pierna desde 2010 (hace 5 añazos), he ido a muchos fisioterapeutas y médicos, y muchos de ellos me han dicho que tengo una ''contractura crónica del psoas ilíaco''. ''¿Eso qué es? El psoas digo... Y... ¿con esto que hacemos me curaré?''
Me quedé de piedra. Había ido a muchos profesionales y nadie le había explicado qué era el psoas. Nadie le había enseñado nada. Y lo peor, la habían mandado a mover la columna alegremente sabiendo que lo que tenía no tenía un origen vertebral.
Solo hice una cosa, puesto que tenía otra clase de capacitación cervical en 5 minutos. Le enseñé el autoestiramiento del psoas (que por cierto, tampoco ningún profesional había levantado el trasero de la silla para mostrárselo). Me puse en una colchoneta con ella, ante la mirada inquisitiva de la fisioterapeuta, y lo hicimos juntos. Estiramos los dos. Luego le enseñé el asistido. Y se fue sin cojear. Con 2 minutos de mi tiempo. Y ante esto, escuché dos comentarios. Adivinad con cuál me quedé:
-La fisioterapeuta me lo recriminó y me dijo que allí lo que se hacían eran cursillos. Que no se trataba al paciente individualmente.
-La paciente me dijo que ''se acordaría de mí toda su vida''. No es tan difícil ayudar a la gente. Solo hay que querer. Y yo creo tener la virtud de querer hacerlo durante toda mi vida. Espero que así sea.
Saludos!!
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